Facebook se acaba de enfrentar a su mayor crisis con el escándalo de Cambridge Analytica, perdiendo miles de seguidores y generando pérdidas millonarias para la empresa. Pero una pregunta sigue rondando en la cabeza de muchos: ¿de qué sirve borrarse de Facebook si probablemente también usemos WhatsApp o Instagram (o los dos)? ¿Acaso no pueden también espiar nuestros datos si usamos estas dos aplicaciones de la 'familia Facebook'?
“Todas ofrecen unas políticas de privacidad muy misteriosas y juegan con trucos para suavizar el uso de tus datos, pero, por ejemplo, hay un término clave que comparten y es el de la ‘familia de Facebook'”, explica a Teknautas Jorge Morell, abogado especialista en internet y privacidad. Asegura que en lo que se refiere a privacidad y uso de datos no hay mucha diferencia entre los tres servicios (desde que los compró Facebook).
Surten a Facebook de todos los datos que tienen permitido almacenar para, en teoría, mejorar sus servicios, pero tienen un objetivo final más oscuro: la publicidad y el negocio con terceros. “La relación con terceros en las tres ‘apps’ no es nada transparente. Hablan de que hay relación clara con otras empresas fuera de su conglomerado, pero en ningún punto te explican claramente cómo es esa relación ni con cuántas empresas comparten la información personal que guardan”, explica Morell.
“Todas ofrecen unas políticas de privacidad muy misteriosas y juegan con trucos para suavizar el uso de tus datos, pero, por ejemplo, hay un término clave que comparten y es el de la ‘familia de Facebook'”, explica a Teknautas Jorge Morell, abogado especialista en internet y privacidad. Asegura que en lo que se refiere a privacidad y uso de datos no hay mucha diferencia entre los tres servicios (desde que los compró Facebook).
Surten a Facebook de todos los datos que tienen permitido almacenar para, en teoría, mejorar sus servicios, pero tienen un objetivo final más oscuro: la publicidad y el negocio con terceros. “La relación con terceros en las tres ‘apps’ no es nada transparente. Hablan de que hay relación clara con otras empresas fuera de su conglomerado, pero en ningún punto te explican claramente cómo es esa relación ni con cuántas empresas comparten la información personal que guardan”, explica Morell.
Instagram, cuatro años sin actualizar sus condiciones
Facebook compró Instagram en 2012 por 1.000 millones de dólares. Si echamos un ojo a esta anticuada política de privacidad podemos ver puntos tan surrealistas como el único apartado en el que mencionan su unión con Facebook y dicen sin tapujos “estamos actualizando nuestra Política de privacidad para destacar esta nueva colaboración”. Lo dijeron en 2013. Cinco años después seguimos sin saber nada de esa actualización.
En cuanto a lo que tiene que ver con terceros (empresas fuera de la ‘familia de Facebook’) explican que pueden compartir “determinada información” con “socios publicitarios de terceros”. “Esta información permitiría a redes publicitarias de terceros, entre otras cosas, ofrecer publicidad dirigida que consideren que puede resultarte de interés”.
Al estar desactualizadas estas condiciones, no sabemos exactamente a qué datos se refiere ni si las nuevas herramientas que ha ido agregando desde 2013 entran en este apartado.
WhatsApp y el cifrado
Facebook compró este servicio en 2014 por 21.800 millones de dólares. Pero no fue hasta 2016 cuando abrió el melón de los datos. Fue en ese año cuando empezó la discusión sobre qué pasaba con los datos de esta plataforma, un debate que aún dura hasta nuestros días. Tanto es así, que hace solo seis días la Agencia Española de Protección de Datos multó a estas dos empresas con 600.000 euros por ceder y tratar, respectivamente, datos personales de sus usuarios sin su consentimiento.
WhatsApp siempre se había caracterizado por defender la privacidad de los usuarios a ultranza, pero, como recuerda Morell, todo empezó a cambiar a partir de 2016. “Desde que en 2016 anunciaron que comenzaban a compartir datos con Facebook todo cambió en la ‘app’. Es verdad que siguen dejando claro que los mensajes no los leen ni nada parecido por el cifrado de extremo a extremo, pero sí almacenan y comparten otro tipo de información”.
Los mensajes que te mandas con tus contactos están cifrados, es decir, nadie más que tú y la persona que lo recibe puede ver qué dicen, pero otra cosa es el resto de datos que ofreces al servicio. Tu número de teléfono, tu agenda de contactos, tu actividad en la aplicación... Toda esa información sí que queda almacenada en los archivos de la aplicación de mensajería instantánea y puede ser usada por ella.
Solo hay que echar un ojo a sus términos y condiciones, mucho más actualizados que los de Instagram, para ver qué información te pertenece y cuál comparten. No es tan transparente como debería, pero al menos muestra con bastante claridad que hacen con tus datos.
Por un lado dejan claro que el contenido de tus mensajes es tuyo, y de nadie más, por otro, también explican que pueden compartir el resto de tus datos con la ‘familia de Facebook’. “Facebook y las demás empresas de la familia de Facebook también pueden usar nuestra información para mejorar tus experiencias con sus servicios, así como sugerencias (por ejemplo, de amigos o conexiones, o de contenido interesante), mostrar anuncios y ofertas relevantes”.
En cuanto a los terceros, dejan una frase muy significativa. “WhatsApp puede transferir datos dentro de la familia de empresas de Facebook y a terceros, incluidos los proveedores de servicios y otros socios [...] WhatsApp es responsable del tratamiento de datos personales por parte de dicho tercero si ese tratamiento incumple los principios del Escudo de la Privacidad salvo que WhatsApp no fuera responsable del evento causante del presunto daño”.
WhatsApp siempre se había caracterizado por defender la privacidad de los usuarios a ultranza, pero, como recuerda Morell, todo empezó a cambiar a partir de 2016. “Desde que en 2016 anunciaron que comenzaban a compartir datos con Facebook todo cambió en la ‘app’. Es verdad que siguen dejando claro que los mensajes no los leen ni nada parecido por el cifrado de extremo a extremo, pero sí almacenan y comparten otro tipo de información”.
Los mensajes que te mandas con tus contactos están cifrados, es decir, nadie más que tú y la persona que lo recibe puede ver qué dicen, pero otra cosa es el resto de datos que ofreces al servicio. Tu número de teléfono, tu agenda de contactos, tu actividad en la aplicación... Toda esa información sí que queda almacenada en los archivos de la aplicación de mensajería instantánea y puede ser usada por ella.
Solo hay que echar un ojo a sus términos y condiciones, mucho más actualizados que los de Instagram, para ver qué información te pertenece y cuál comparten. No es tan transparente como debería, pero al menos muestra con bastante claridad que hacen con tus datos.
Por un lado dejan claro que el contenido de tus mensajes es tuyo, y de nadie más, por otro, también explican que pueden compartir el resto de tus datos con la ‘familia de Facebook’. “Facebook y las demás empresas de la familia de Facebook también pueden usar nuestra información para mejorar tus experiencias con sus servicios, así como sugerencias (por ejemplo, de amigos o conexiones, o de contenido interesante), mostrar anuncios y ofertas relevantes”.
En cuanto a los terceros, dejan una frase muy significativa. “WhatsApp puede transferir datos dentro de la familia de empresas de Facebook y a terceros, incluidos los proveedores de servicios y otros socios [...] WhatsApp es responsable del tratamiento de datos personales por parte de dicho tercero si ese tratamiento incumple los principios del Escudo de la Privacidad salvo que WhatsApp no fuera responsable del evento causante del presunto daño”.
Más info: El Confidencial