El diario The New York Times ha realizado un extenso reportaje en el que ha estudiado la forma en la que docenas de aplicaciones en nuestros móviles recolectan nuestra ubicación constantemente para que esos datos luego se analicen, vendan o usen por parte de empresas que se aprovechan comercialmente de esa información.
En algunos casos la localización se graba hasta 14.000 veces al día, y los negocios que están metidos en este segmento monitorizaron 200 millones de móviles solo en Estados Unidos.
El ejemplo de una maestra de Nueva York es escalofriante: en The New York Times consiguieron una base de datos y filtraron todos los que estaban asociados a esta persona, de la que lograron saber cómo se desplazaba de su casa al colegio en el que daba clase o a su dermatóloga, pudiendo incluso determinar el tiempo que estuvo en esa consulta, en el gimnasio o en casa de su ex-novio. En su caso su ubicación estaba siendo recolectada de media una vez cada 21 minutos durante los cuatro meses de datos que estaban registrados.
"Aquellos con acceso a los datos en bruto - incluyendo empleados o clientes - podrían identificar a una persona sin consentimiento. Podrían seguir a alguien que conocen localizando un teléfono que regularmente pase tiempo en la dirección de la casa de esa persona. O, de forma inversa, podrían adjuntar un nombre a un punto anónimo, viendo dónde pasó la noche el dispositivo y utilizando los registros públicos para averiguar quién vive allí."
De las 20 aplicaciones monitorizadas por los responsables del informe, la mayoría ya se conoce que registran y potencialmente comparten esos datos, y por ejemplo en 17 casos las aplicaciones enviaron la latitud y longitud exacta de esos móviles en cada momento a 70 empresas distintas. Aplicaciones que ofrecen información meteorológica o que informan a los usuarios de noticias basándose en su localización están entre las que precisamente cuentan con dicho tipo de funcionamiento.
En algunos casos la localización se graba hasta 14.000 veces al día, y los negocios que están metidos en este segmento monitorizaron 200 millones de móviles solo en Estados Unidos.
El ejemplo de una maestra de Nueva York es escalofriante: en The New York Times consiguieron una base de datos y filtraron todos los que estaban asociados a esta persona, de la que lograron saber cómo se desplazaba de su casa al colegio en el que daba clase o a su dermatóloga, pudiendo incluso determinar el tiempo que estuvo en esa consulta, en el gimnasio o en casa de su ex-novio. En su caso su ubicación estaba siendo recolectada de media una vez cada 21 minutos durante los cuatro meses de datos que estaban registrados.
"Aquellos con acceso a los datos en bruto - incluyendo empleados o clientes - podrían identificar a una persona sin consentimiento. Podrían seguir a alguien que conocen localizando un teléfono que regularmente pase tiempo en la dirección de la casa de esa persona. O, de forma inversa, podrían adjuntar un nombre a un punto anónimo, viendo dónde pasó la noche el dispositivo y utilizando los registros públicos para averiguar quién vive allí."
De las 20 aplicaciones monitorizadas por los responsables del informe, la mayoría ya se conoce que registran y potencialmente comparten esos datos, y por ejemplo en 17 casos las aplicaciones enviaron la latitud y longitud exacta de esos móviles en cada momento a 70 empresas distintas. Aplicaciones que ofrecen información meteorológica o que informan a los usuarios de noticias basándose en su localización están entre las que precisamente cuentan con dicho tipo de funcionamiento.
Las empresas "venden, usan o analizan esos datos" según The New York Times para atraer anunciantes o incluso fondos de versión que estudian el comportamiento de los usuarios. Algunos estiman que este mercado creará unos ingresos de 21.000 millones en 2018, y hay empresas como IBM -que compró las aplicaciones del Weather Channel o compañías de inversión como Goldman Sachs que invierten de forma notable en startups dedicadas a este ámbito, aseguran los responsables del NYT.
Para estos responsables, uno de los problemas es el desconocimiento de esa recolección de datos por parte de los usuarios. Los sistemas operativos móviles avisan de qué permisos concedemos a la aplicación y las empresas suelen ofrecer crípticos documentos de términos de uso, pero los usuarios no suelen entender que todos esos datos acaban en poder de otros y que a pesar de ser anónimos acabar asociándolos a quien los generó no es demasiado difícil.
Aunque el segmento de la publicidad es el que más aprovecha este tipo de datos, hay otros segmentos que los aprovechan. En su investigación los redactores de The New York Times indicaban cómo "las empresas de datos de ubicación pagan entre medio centavo y dos centavos por usuario y mes", y aquí tanto Google como Facebook "dominan el mercado de la publicidad móvil y recolectan datos de sus propias aplicaciones".
Queda por ver si la nueva GDPR logrará servir de freno a este tipo de actividad, ya que de hecho según esta legislación los datos de ubicación son considerados datos de identificación personal, lo que los convierte en sensibles y protegidos por dichas medidas.
Fuente: Xataka